Little Filmmakers: o pequeños realizadores de cine digital. El proceso de aprendizaje de la generación digital

Era todo un desafío diseñar un taller audiovisual para niños sobre todo después de dirigir talleres para adultos durante muchos años. La primera pregunta para desarrollar Little Filmmakers en el St. George College fue: ¿hasta dónde las estructuras audiovisuales de enseñanza podían hacer atractivo y dinámico el taller sin decantar en una pérdida sistemática de la atención? ¿Hasta donde se extiende dicha atención de estos chicos de 9 años para absorber una técnica progresiva que luego deben aplicar con su propia creatividad? Hoy aun existen algunas incertidumbres pero felizmente muchas respuestas también. La atención depositada en la tecnología requiere menos tiempo que la creativa. El primer momento de exposición referido a la tecnología se suma a la novedad, cuando lo tecnológico deja de ser para ellos “novedoso” es el límite para re -crear espacios tendientes a gestionar la voluntad de la creatividad y la inventiva. Obvio, el entendimiento de la tecnología es fundamental y va delante para su posterior aplicación. Entonces la tecnología se aplica progresivamente pero no simultáneamente. Solo en cuotas controlables y en tiempos reducidos. Cuando se forman los grupos de producción comienza la tarea más ardua. La escritura de la historia personal y el diseño de dicha historia en el proceso del draw story board han generado sin dudas un momento cumbre. La disposición de los chicos para el dibujo controlado por los planos cinematográficos es asombroso, porque no están generando ideas libres sino dentro de un marco espacio temporal creado por ellos mismos pero limitando la realidad a la técnica audiovisual, a marcos controlables, no a la libertad de una hoja en blanco sino a límites del cuadro cinematográfico, a los planos, a otra dimensión que genera un plan de movimientos que deriva en puesta en escena para un futuro rodaje. Hay variables a tener en cuenta para los grupos de producción que a veces pueden distorsionar este aprendizaje. Los grupos tienden entonces a auto exigirse, y es donde hay que reparar y evidenciar las prioridades. La auto exigencia desmedida sin duda tiende a provocar bloqueos creativos. Los grupos también suelen sobredimensionar los objetivos.
Como en todo grupo, también se forman consorcios de egos incontrolables o la tendencia a abandonar un concepto por el tedio provocado por el proceso. Entonces opté en su momento por construir un pequeño oasis que interrumpa por 2 clases el proceso de producción de sus propias realizaciones. Vieron Stand By Me en dos jornadas y analizaron el comportamiento de sus personajes. La vuelta al trabajo productivo ha renovado y generado nuevos impulsos, y sus producciones se encaminaron. Los grupos funcionan aun con sus dudas inevitables, los chicos [Aclaro, en este caso solo quedaron chicas] encuentran en el cine un modo de expresión, el desarrollo digital permite estos acercamientos, hay un futuro en la comunicación digital que no puede ni debe evitarse, el cine es un gran aliado para procesos de aprendizajes que aun no han sido bien explorados. Los universos de conocimientos son múltiples, el niño potencia su capacidad de internalizar culturas, de verificar moral y espiritualmente sucesos, de explorar emociones y de sintetizar oralmente historias, de comunicar y comunicarse con recursos inagotables. La experiencia fue y será única, sus inquietudes rondarán por mi cabeza por mucho tiempo, pero lo mejor que puede pasar es que mis respuestas hayan instituido en ellos una experiencia que puedan valorar algún día en el rincón mas considerado de sus vidas.