sábado, 24 de julio de 2010

JOHN CHEEVER: EL ENTRENADOR DE GUIONISTAS




Por Fabián Iriarte



Es Julio, estamos bajo cero y estoy ejerciendo una práctica impopular, la lectura. No estoy aquí para buscar las razones de porque una nueva generación pretende escribir para la pantalla sin revisar los textos inevitables para la profesión. Y no hablo de los manuales mágicos con formulas solemnes. Hablo de narrativa literaria.


Acabo de recorrer todo aquello que pude procurarme del gran escritor John Cheever. He recorrido algo así como mil páginas entre The Journals of John Cheever, Bullet Park, Oh, what a Paradise it Seems y The Storys Of John Cheever, motivo por el cual titulé este ejercicio como Entrenador de Guionistas.

El lugar de Cheever es el de la representación irónica y disecada de sus personajes, su construcción precisa del entorno y de los avatares singulares de la codicia humana, no sin antes pasar por una especie de dolor caótico existencial, mezclar todos los condimentos con una ración de sueños promiscuos entre el sopor del alcohol y la aventura desencajada. Los guionistas buscamos entrenarnos. Tratamos de visualizar las mejores películas, de escribir una excusa aunque no tengamos una historia (En el mejor de los casos encontramos una) y de leer a autores que fomenten la imaginación cuando la pereza le gane a la creatividad. El descubrimiento de Cheever en mi vida ha incrementado mi gusto por sus historias. que así mismo, califican y ponen en prueba las mías. De esta manera se suma a la galería de Raymond Carver, Ernest Hemingway, WilliamFaulkner, John Dos Pasos, Phill Roth, Paul Auster todos vinculados con alguna fuga adultera en el cine.



Ya les dije, estamos bajo cero, por mas que insistan en 4 grados. Mis dedos se entumecen, pero no lo suficiente como para detenerse y rehusar transcribir aquellos fragmentos reveladores.



Les dije que estaba ejerciendo una práctica en desuso, mejor dicho impopular, ahora espero que ustedes ejerzan otra, la lectura.


Si estás aquí leyendo este texto es que realmente te apasionan las historias o yo mismo te he mandado a leerlas para alguna cátedra de guión.


No espero que una multitud se agolpe a este consejo. Mucho menos que visiten el blog de manera espontánea. Aunque confieso, sería una grata sorpresa. Aquí van algunos ejemplos. Intentaré demostrarles porque un guionista se puede valer de estos autores.
Cheever tuvo un breve paso por las pantallas, su texto corto The Swimmer y algunas breves adaptaciones para la TV como en The Alfred Hitchcok Presents en episodios como "O Youth and Beauty!" . Pero nada tiene que ver con su prosa construida para la imagen literaria y es la que en definitiva nos nutre.

Los fragmentos que reproduzco poseen el análisis mismo del escenario donde un guionista puede entrenarse como un deportista lo haría en una villa olímpica. Es solo un ejercicio, recuerden que el guionista no es un novelista solo se vale de él para llegar a una precisa descripción de las imágenes que representan la estrategia de un film, construyendo el alma de los personajes mediante el comportamiento y la sucesión de hechos que representen su interior.

Fragmentos de textos y análisis.

… Esto lo escribo en otra casa de campo a orillas del mar, sobre la costa. La ginebra y el whisky han marcado anillos en la mesa frente a la cual me siento. Hay poca luz. De la pared cuelga una litografía coloreada de un gatito que tiene puestos un sombrero adornado con flores, un vestido de seda y guantes. El aire huele a moho, pero yo creo que es un olor grato, vivificante y carnal, como el agua de la sentina y el viento en tierra. Hay marea alta, y el mar bajo el farallón golpea los muros de contención y las puertas y sacude las cadenas con fuerza tal que salta la lámpara sobre mi mesa…

Establecimiento y localización. Cheever asigna atmosfera a la acción para recrear el aislamiento y la soledad de un personaje en situación introspectiva.


…Pero mi esposa estaba triste.
–¿Qué pasa, querida? –pregunté.
–Tengo esa terrible sensación de que soy un personaje, en una comedia de televisión –dijo–. Quiero decir que mi aspecto es agradable, estoy bien vestida, tengo hijos atractivos y alegres, pero experimento esa terrible sensación de que estoy en blanco y negro y de que cualquiera me puede apagar.

Una visión del mundo
The New Yorker, 29 de septiembre de 1962



El manejo de la ironía alegórica, Un estado de ánimo expresado en una línea donde el personaje expresa un sentimiento de manera extrema y dramática pero que a la vez trasunta la comedia.

Podemos verificar de todas maneras el Status Presente del personaje, es la idea de un personaje cultivado que busca un refugio en la auto compasión.



.... Y encendí los cohetes, me puse ese tonto sombrero, apagué las velas de la tarta y agradecí los detalles a todos; pero después pareció que había otro regalo -mi gran regalo- y después de la cena me obligaron a permanecer en casa mientras Christina y los niños salían, y después vino Juney y me llevó afuera, rodeando la casa, hasta el fondo, donde estaban todos. Apoyada contra la casa vi una escalera plegable de aluminio, con una tarjeta atada con una cinta, y yo dije, como si hubiese recibido un mazazo:
-¿Qué mierda significa esto?
-Papá, pensamos que puede servirte -dijo Juney.
-¿Para qué necesito una escalera? ¿qué se creen que soy…, un limpiador de ventanas?
-Para alcanzar las claraboyas -dijo Juney-. Las persianas.
Me volví hacia Christina.
-¿Estuve hablando dormido?
-No -dijo Christina-. No estuviste hablando dormido.
Juney se echó a llorar.
-Así podrás limpiar las hojas de los desagües -dijo Ronnie. Los dos varones me miraban con cara larga.
-Bien, tendrás que reconocer que es un regalo muy extraño –dije a Christina.
-¡Dios mío! –exclamó Christina-. Vamos, niños. Vamos.- Los llevó hacia la puerta de la terraza.
Estuve en el jardín hasta que oscureció. Se encendieron las luces del primer piso. Juney continuaba llorando, y Christina le cantaba. Después, la niña se tranquilizó. Esperé hasta que se encendieron las luces de nuestro dormitorio, y después de un rato subí la escalera. Christina tenía puesta una bata, estaba sentada frente a la mesa del tocador y tenía los ojos llenos de lágrimas.
-Tienes que comprender -dije.
-Creo que no puedo. Los niños estuvieron ahorrando meses enteros para comprar ese maldito cacharro.

-No sabes todo lo que he soportado -dije.
-Aunque hubieras estado en el infierno, no te lo perdonaría -dijo-. No has soportado nada que justifique tu conducta. Hace una semana que la tienen escondida en el garaje. Son tan cariñosos. -Últimamente no me siento bien -dije.
-No me digas que no te sientes bien -replicó-. Ahora he llegado a desear que te vayas por la mañana, y temo la hora de tu regreso por la noche.
-No puedo ser tanto como dices -afirmé.
-Ha sido un infierno -insistió Christina-. Brusco con los niños, antipático conmigo, grosero con tus amigos y perverso cuando hablas de ellos. Horrible.
-¿Quieres que me vaya?
-¡Oh, Dios mío, vaya si lo quiero! Así podría respirar.
-¿Y los niños?
-Pregúntaselo a mi abogado.
-En ese caso, me iré.


El ladrón de Shady Hill
The New Yorker, 14 de abril de 1956

Bien, tenemos la tipicidad de una familia resumida en un lugar común, Un cumpleaños. ¿Donde puede radicar una catarsis familiar? posiblemente en sus lugares diarios, en aquello de todo los días, en lo mínimo o como en este caso en la escusa de la reunión, en la simplicidad de un momento que compendia lo aparente vs lo real.


Vamos de un lugar aparente (Un rictus obligatorio) a un lugar real (La crisis matrimonial) Cheveer fluctúa entre la ironía dramática y la ironía de paso de comedia, con los trazos gruesos del americano promedio. Esa ambigüedad, es la mas difícil de lograr. Es el terreno fértil del guionista, pasar de un estado al otro con transiciones e intenciones coherentes al perfil de sus personajes.

...Esto sucedía al borde de la piscina de los Westerhazy. La piscina, alimentada por un pozo artesiano que tenía elevado contenido de hierro, mostraba un matiz verde claro. El tiempo era excelente. Hacía el oeste se dibujaba un macizo de cúmulos, desde lejos tan parecido a una ciudad –vistos desde la proa de un barco que se acercaba- que incluso hubiera podido asignársele nombre. Lisboa. Hackensack. El sol calentaba fuerte. Neddy Merrill estaba sentado al borde del agua verdosa, una mano sumergida, la otra sosteniendo un vaso de ginebra. Era un hombre esbelto –parecía tener la especial esbeltez de la juventud- y, si bien no era joven ni mucho menos, esa mañana se había deslizado por su baranda y había descargado una palmada sobre el trasero de bronce de Afrodita, que estaba sobre la mesa del vestíbulo, mientras se enfilaba hacia el olor del café en su comedor…

Nótese la destacada descripción de la clase social. Neddy es nuestro personaje, esta es la presentación, su primera aparición, entre el enigma y la conformación de su característica física. Está claro su entorno pero nos prefigura una pregunta ¿Qué hace nuestro personaje allí?

… Probó las puertas del garaje para ver qué automóviles había allí, pero las puertas estaban cerradas con llave y de los picaportes se desprendió óxido que le manchó las manos. Se acercó a la casa y vio que la fuerza de la tormenta había desprendido uno de los caños de desagüe. Colgaba sobre la puerta principal como la costilla de un paraguas; pero eso podía arreglarse por la mañana. La casa estaba cerrada con llave, y él pensó que la estúpida cocinera o la estúpida criada seguramente habían cerrado todo, hasta que recordó que hacía un tiempo que no empleaban criada ni cocinera. Gritó, golpeó la puerta, trató de forzarla con el hombro y después, mirando por las ventanas, vio que el lugar estaba vacío.

Reproducir de la escena

El Nadador. The New Yorker, 18 de Julio de 1964

El final del recorrido dramático, el arco de transformación del personajes a punto de evaluar su estado final, es de destacar la utilización de la recomoposición visual a traves de los elementos que rodean el personajes como catalizadores de su viaje final e inexorable. Neddy se reencuentra con su realidad que su necesidad dramatica hubo distorsionado durante su arco. Recuerda la escena final de Sunset Boulevard donde Gloria Swanson y su mente distorsionada recobra artificialmente su pasado pero pierde defisnitivamente su cordura. Neddy transita el proceso inverso, va desde la evasión de su estado y la construcción de lo mental-evasivo hacia la realidad inclemente.


Nos sentamos, y el padre llamó en alta voz al camarero.

-Kellner! –gritó-. Garçon! Cameriere! ¡Usted! –En el restaurante vacío su estridencia parecía fuera de lugar. -¡Alguien que pueda atendernos! –gritó-. Chop-chop. –Después, batió palmas. Así atrajo la atención del camarero, que arrastrando los pies se acercó a nuestra mesa.
-¿Usted golpeó las manos para llamarme? –preguntó.
-Cálmese, cálmese, Sommelier –dijo mi padre-. Si no es demasiado pedirle... si no significa imponerle una obligación excesiva, desearíamos un par de Gibson.
-No me gusta que me llamen golpeando las manos –dijo el camarero.
-Tendría que haber traído mi silbato –dijo mi padre-. Tengo un silbato que es audible sólo para los camareros viejos. Bien, prepare su anotador y su lapicito y vea si puede escribirlo bien: Dos Gibson. Repita conmigo: Dos Gibson.
-Será mejor que vaya a otro lugar –dijo en voz baja el camarero.
-Ésa –dijo mi padre- es una de las sugerencias más brillantes que he oído jamás. Vamos, Charlie, salgamos de esta covacha.

Chever escenifica un personaje incómodo, un gran totalitario cargado de propensas estrategias de humillaciones. Da la idea de un ser refinado para pasar gradualmente al bochorno de la degradación. Hay una transición de Status maravillosa.

Reunión
The New Yorker

Estaban en la planta baja de un edificio bajo en un barrio bajo, y no vio nada en el lugar que no diera una acabada impresión de ser portátil. La recepción decorada con una gran urna llena de pastó y hierbas artificiales, el escritorio dé la recepcioncita, la recepcionista misma, todo parecía sumamente provisorio como si se pudiera transportar sin previo aviso a otro edificio, estado o país. Pero cuando apareció Renée Herndon, la sintió muy permanente. El modo en que ella se apoderó de su atención, de sus sentidos y de su inteligencia fue lo más permanente que podía concebir a esa altura de su vida…

Un festival de la figuración, no hay director de arte que no entienda la propuesta estética de la situación.

… El departamento era una especie de escondite de paso; todavía estaba amueblado con las sillas y mesas de una divorciada abandonada por su amante o gigoló, aunque todavía quedaban fotografías de éste, muchas de ellas desnudos, en la pared del dormitorio. Había una terraza angosta desde donde se alcanzaba a ver algo de cielo azul pero la luz diurna no daba directamente en el departamento.
Ella supo de inmediato que él no lo querría, y lo dijo:
—No sé porqué se me ocurrió mostrárselo. Yo misma detesto el lugar.
—Me ha dado la oportunidad de invitarla a cenar —dijo él.
—Me encantaría cenar con usted —sonrió ella— si no le importa cenar tarde. Al atardecer estoy ocupada.
—La hora —replicó él—, no interesa.

Espléndido, minimalista, directo, una simbiosis de soledades, dos personajes solitarios se entienden en el lugar mas solitario posible. La Conjunción de espacio e intenciones es sumamente efectiva.

... Le pareció un grupo en el que no operaba una fuerza selectiva. Dado que las caras, jóvenes, viejas, demacradas y serenas, no le decían nada, observó la vestimenta y encontró aun menos indicios. Vio prendas de ricos, de pobres y unas pocas imitaciones de ricos. ¿Quiénes eran; quiénes podrían ser? Ahí estaban las caras simples, optimistas, la mezcla de nacionalidades que caracteriza al país…

… Tenía el pelo arremolinado, era rubicundo y llevaba una remera en la que se leía: "Universidad del Odio". A su lado había un joven rubio, de traje, y junto a éste su amada Renée, con uno de esos vestidos sencillos que cuestan apenaos un poco menos que un buen auto usado…

Imprescindible poder configurar las características de los personajes. Una gran lección.

… Las luces se apagaron y al cabo de uno o dos minutos de suspenso se abrió una puerta y entró un hombre que llevaba una de esas tortas baratas, chatas, con velitas, que se encargan para celebrar la jubilación del ayudante de mantenimiento del edificio o de la integrante de mayor edad del cuerpo de dactilógrafas. Las luces se encendieron, los concurrentes se pusieron de pie y cantaron con las voces de siempre, genuinamente sinceras y sin musicalidad, "Feliz aniversario, Feliz aniversario, querida celebrante...".

… Un empleado barría el vestíbulo.
—¿Qué pasa ahí dentro? —preguntó Sears.
—No sé —contestó el obrero—. Están tratando de dejar de fumar o beber o comer pero no recuerdo cuál es el que está ahí esta noche. Los no fumadores son los que más me revientan. Fumo un atado, quizá un atado y medio, por día, barro puchos, es mi trabajo, para eso me pagan y a nadie le interesa más que a mí. Por ejemplo la semana pasada fui a pagar el impuesto estatal. Se paga en la casa de gobierno, en un edificio al que contribuyo a sostener, y justo en la pared está el cartel que dice GRACIAS POR NO FUMAR. ¿Cómo demonios saben que no voy a fumar? ¿Cómo saben que no voy a orinar o pedorrear o tener una erección? Gracias por no fumar. ¿Qué demonios les importa? Gracias por no respirar...

… La desaparición de la parrilla significaba que la familia se había ido y que la casa estaba en venta. La arquitectura era estilo "final feliz", o "tarjeta de saludo", es decir, parecía haber sido concebida por exiliados o refugiados que pensaban obsesivamente en el retorno. La variedad de las casas era internacional. Las había inglesas, españolas, nostálgicas de un pasado reciente o con la sencillez eficiente del futuro, pero todas expresaban poderosamente una sensación de finales y retornos. Cualquier cosa que pareciera artificial o vulgar estaba justificada porque ellas querían ser un lugar de sereno retiro…
… Cuando entró, fue recibido por Buster, el viejo perro.
—¿Dónde está mi comida? —preguntó Sammy. Tuvo que gritar para hacerse oír por encima de la televisión.
—No hay comida —dijo la mujer—, no hay nada para comer salvo comida para perros.
—Cada semana te doy dinero para comprar comida —gritó Sammy—. ¿Qué haces con él? ¿Lo tiras a la calle?
—Con el dinero que me das no puedo comprar sino comida para perros —gritó la mujer.
—Bien, si nosotros no comemos, Buster tampoco —gritó Sammy—. Si tengo que pegarle un tiro a Buster para meter eso en tu estúpida cabeza, lo haré. —Su mujer y sus hijas o no le creyeron o estaban demasiado absortas en la televisión para prestar atención a su amenaza.
Buscó el rifle y lo cargó. Luego fue al living y apagó el televisor.
—Todas ustedes van a verlo —dijo—. Ya es tiempo de que alguien comprenda acá que la vida es una cosa muy seria. No podemos depender de la ayuda social porque tengo un negocio. Así que debemos hacer sacrificios y Buster será el primer sacrificio que haremos.
Las dos niñas se echaron a llorar:
—Oh, no, no, papito, no, no. —En los años por venir las dos hijas, desnudas en brazos de extraños, dirían con tanta intimidad como si fuera una declaración de amor: "¿Te conté alguna vez la noche en que papito mató al perro?"
… mientras sacaba de la heladera unas verduras congeladas, vio que María Salazzo bajaba por la escalera trasera con la bolsa de residuos. Betsy salió de su casa corriendo y cruzó el patio.
—¿No ha sido un día hermoso? —preguntó.
—Depende de lo que estuviera haciendo —respondió ella. Golpeó la bolsa contra el balde. Betsy había oído que a veces María bebía bastante. Deseó que no estuviera borracha.
—Veo que tiene unas campanillas nuevas —dijo Betsy.
—Las conseguí en una liquidación en Buy Brite —dijo María—, pero creo que no les quedan más. Tengo una amiga que se ocupa de objetos orientales que quizá pueda conseguirle una.
—Oh, no. No es eso —dijo Betsy—. Sólo me preguntaba si ustedes las oyen tan fuerte como nosotros.
—Por supuesto que las oigo —dijo María—. ¿Para qué cree que las compré?
—Bueno, lo que ocurre es que las oímos demasiado —titubeó Betsy. Estaba luchando. Decir que las campanillas la mantenían despierta sonaría como confesar que tenía dificultad para dormir—; Quiero decir, me pregunto si no podría detenerlas por la noche...
—Debe de estar volviéndose loca —dijo María—. ¿Cómo voy a detener el viento?

Oh, What a Paradise It Seems, 1982

martes, 20 de julio de 2010

BRAINSTORMING DE GUION CINEMATOGRAFICO


BRAINSTORMING DE GUIÓN CINEMATOGRAFICO.

RESEÑA:

Este taller involucra la creación conjunta de un guión de largometraje con una estructura definida de tal manera que cada integrante participe en la escritura en una especie de Script Associated (Sociedad de guionistas para una obra común) Esta tarea se desarrolla con la coordinación del taller como un proyecto en si mismo dentro de un cuatrimestre.

Lo que resulta del taller es un guión profesional para ser presentado por los participantes en cualquier concurso o en presentaciones en INCAA para su posterior financiamiento.

Cuando decimos presentación profesional estamos incluyendo todos y cada uno de los procesos, presentaciones y formatos también aceptados en otros países.

El resultado es el conocimiento estructural de un film de 90 minutos y la escritura de 100 páginas que lo representa. La estructura es coral concéntrica (Tipo, Amores Perros) dónde varias historias se relacionan entres sí y pueden ser trabajadas por varios alumnos a la vez.

METODOLOGIA

Levantamiento de ideas/Proceso de instrumentación.
Short Cuts y desglose temático/ Establecimiento estructural.
Outlines temáticos y de personajes.
Representación histórica y diversificación de líneas narrativas.
Construcción de los Outlines/Elección de los equipos creativos.
Primer tratamiento de la historia. Grupal
Diversificación dramática y construcción del espacio tiempo ficción.
Esbozo de los Grupos creativos.
Presentación de los perfiles psicológicos de los personajes por parte de los equipos creativos.
Pitch Session de los equipos narrativos.
Primer y segundo acto de la historia.
Tercer acto de la historia.
Primer draft de guión.
Reescritura/ análisis secuencial macroestructural.
Sobrescritura/análisis microestructural
Testeo de cuadro dinámico dramático.
Armado de presentación del proyecto para concursos.

LUGAR: COLEGIO DE ABOGADOS DE QUILMES (ALVEAR 414, QUILMES)
CONTACTO y PREINSCRIPCIONES: jadefilms03@hotmail.com