
La eterna búsqueda de Werner Herzog culmina siempre en un laberinto de preguntas sin respuestas, es que Herzog no concibe la realidad como un estado existencial sino como el juego de causa-efecto infinito de preguntas asociadas a un nuevo efecto. Y cuando encuentra una respuesta dentro del vulgo racionalizado no hace más que incitar, restaurar y escenificar otra razón para seguir explorando los confines del alma humana. Herzog se mueve bien en latitudes del infinito. Entre esas capas de realidades refutadas Encounters at the End of the World retrata, con y dentro de los individuos autoproclamados Of The Map un paralelo extraordinario entre la subsistencia de especies encerradas bajo un manto eterno de hielo en la Antártida y la elección del humano a capitalizar cualquier promesa de soledad y sacrificio como si se tratara de una tarea divina a cumplir con enfermiza devoción. Evidentemente no es un simple retrato de la especie humana pro heroica como sucedió con su película documento Fitzcarraldo ni de la inocencia decantada en exterminio en Grizzly Man, se trata mas bien de un fuerte principio moral.
Herzog pone el cuerpo en cada realización y cada realización es producto de una catarsis iniciatica y de un reencuentro personal e intimo con la naturaleza. Con sus propias palabras Herzog asegura: "Sería una utopia, pero con el cine trato de responder justamente dichos interrogantes sobre el absurdo de todo lo que nos rodea. Pero también busco otro tipo de gramática, imagenes nuevas, estamos rodeados de imagenes gastadas"
