“Todavía necesito un descanso saludable a fin de trabajar en condiciones optimas. Mi salud es el principal capital que tengo y quiero administrarla con inteligencia”
Ernest Hemingway
La concepción de una obra no tiene esquemas certeros en sus puntos de partidas, habrá lugares más cómodos y otros penosos que la experiencia se encargará de prescindir. Tenemos la obligación de conformar una obra irrevocable, y eso solo se manifiesta cuando el proceso deviene en el desarrollo final de un film.
En un alto de la escritura me pregunto por el tiempo del guionista, no sin antes ser interrumpido por mi hija que quiebra sin proponérselo ese tiempo que tengo para escribir sobre el tiempo. Muchas veces el tiempo que necesita el guionista para sacar a la superficie una idea no es el usual para otras tareas más ejecutivas.
El tiempo es materia prima que hay que saber administrar.
A saber: En los comienzos del cine sonoro el guionista pasaba ocho horas reloj dentro de una oficina para producir cinco hojas que un ejecutivo desechaba al final de la jornada y el proceso volvía a empezar con un nuevo día hasta que el milagro quebraba el capricho del No.
Si un guionista no aporreaba las teclas no estaba, ni cerca, trabajando. Los tiempos del guionista eran los mismos tiempos de una secretaria de estudio que tomaba nota de
una carta o un contrato que otro ejecutivo redactaba en voz alta mientras observa el transito de los stunt hacia el StageN° 2.
Hoy el guionista pergeña otros tiempos. Pero no pienso en la disponibilidad horaria en si, pienso en la producción of writer, ese momento metodológico que disponemos o concebimos para el recorrido mental de una historia. ¿Es una persona especial el guionista?
No, probablemente. Solo necesita estímulos diferentes y si me apuran un poco, acaso ni siquiera, pero, quizás, como un atleta envalentonado con su suerte y logros adquiridos,perfila su arte hacia un entrenamiento permanente y simultáneo y se vale, no de estadísticas ni de noticias ni de ecuaciones milimétricas, se vale del flujo diario de la vida, de la interpretación ficcional de la vida corriente, asume en este aspecto el reto de imprimir continuidad a la discontinuidad fortuita de la realidad.
El tiempo de fertilización de una idea no es solo el momento que uno pasa frente a la PC en busca de una perfomance satisfactoria mientras piensa como llegar en las próximas horas del punto X al Y, sin ser fagocitado en el camino por la desazón y la depresión. El tiempo del guionista va mas allá de ese recinto distinguido. El External Training de un guionista sin dudas radica en la permanente Visualización de la evolución tecnología y los géneros cinematográficos y de dos modos particulares: Training de ideas flotantes, Observar, escuchar, verificar, proyectar, explorar, aventurar hipótesis, son tiempos generados a partir del trabajo adyacente, y el Training literario, la conección literaria con referentes y constructivos autores visuales.
Training de Ideas Flotantes.
Hace poco estuve en una reunión familiar. No hable mucho, solo quería observar y escuchar para luego verificar, proyectar y mas tranquilo aventurar.
En realidad estaba muy cansado como para expresarme, entonces lo decidí, voy a instruirme con los tres primeros pasos, observar, escuchar, verificar.
No tenia la intención de utilizar a mis amigos como hámsters de laboratorio para una historia, solo se establece un peldaño de exploración, los mejores personajes son aquellos que nacen por si mismos y tal vez el estimulo para hacerlo es partir de un lugar conocido para llegar a lo desconocido, hacia aquel personaje con identidad propia.
Todo se desarrolla sobre la tradición ritual de un cumpleaños donde adultos se encuentran, acaso, una vez al año. Dentro de la observación locativa puedo decir que los hombres nos disponemos en sectores diferentes que las mujeres, que a su vez, atienden los reclamos de sus niños. Los hombres merodean sobre temas de hombres, autos, futbol, mujeres,(¿Acaso hay algo más?) beben (Bebemos) alardean de sus ocupaciones (Todos clavan sus banderas cuando corresponde) y se ríen producto de oleadas de inspiración (Si es que la hay y podemos llamarla como tal). Nada hará que eso sea diferente (Puedo asegurarles que así será las próximas tres o cuatro horas). Las probabilidades que todo siga su curso sin dificultades son altas. No hay peripecia posible porque ni siquiera nadie está en plan de embriagarse y doy gracias por eso, aunque admito, pongo particular atención cuando cierta graduación alcohólica conduce a la inevitable metáfora trasnochada y absurda, sin dejar de elevar todo lo unidimensional a categoría 3D.
Pero seamos realistas, tenemos la ausencia de la peripecia porque no hay probabilidad de controversia, pero seguramente, el rito también indica que está latente la posibilidad que cada uno de ellos explore y aventure hipótesis del otro fuera de ese ámbito tribal. Y allí surge aquello que la ficción propicia: aventurar hipótesis a partir de la subjetividad de la realidad. El lugar del guionista es recoger lo que esos personajes aventuran en su intimidad. Una exploración intrusiva y acaso maliciosa que deviene en ficción.
En el contexto que les planteo puedo decir que:
A. es un exitoso profesional con aspecto retro y un dejo de padre actual. Contradicción en lo que pretende y lo que demuestra. Excepcional para el inicio de un personaje 3D.
B. sin embargo, es el hombre de barrio con un pasar aceptable, bonachón y algo rústico con el objetivo irrenunciable pero improbable de parecer un hombre de negocios.
C. intenta ser moderno, con todo lo que implica la palabra. Clase media acomodada con cierto aire de presunción iconoclasta.
Y allí está el guionista. Observando y escuchando. ¡Un tipo jodido, bah!
Entonces A tiene un léxico apurado pero efectivo.
B. quiere llegar a un buen coloquio pero su estridencia lo evidencia y lo pone en su lugar.
C. mide cada frase con el cuidado de un cirujano para encaminar la sospecha más que la evidencia.
¿Que hay del lugar? Todo está dispuesto para que los hombres se desentiendan de cualquier contingencia más allá de su conversación, y para que las mujeres dominen todo y cada uno de los eventos posibles mas allá de su conversación. Es cuando me siento un poco rehén de mi lugar y acepto entrar sin discusión en el tiempo del guionista. En tanto el hombre resigna lo esencialmente pluridisciplinario, la mujer no puede estar si no lo es.
Generando el tiempo. La reunión promedia y entonces alguien me pregunta ¿Fabián, en que andás? Me toma de sorpresa. No se que contestar porque en realidad estaba aventurando mi ficción.
Me sentí culpable y no supe que contestar. Iba a comentarles de mi guión en producción pero no me atreví. Surgió una especie de macabro temor de ser descubierto, de asesinar ese tiempo que tan bien había acuñado. Entonces respondí: tengo un proyecto pero puedo hablar de el en 15 días.
Todos me miraron, sentí la mirada de aquellos que proyectaban y aventuraban mi imagen, probablemente sería parte de su hipótesis ficcional una vez que abran sus casas, hayan acostado los niños y apoyado sus cabezas en la almohada.
En los colindes de la intimidad surgiría: “que es tan importante que no pueda decirlo” “el tipo es un presumido” entonces comenzaría el ciclo de la exploración de mi persona y me convertiría en personaje basado en una exploración intrusiva y posiblemente deconstructiva. Touché, atrapado en mi propio juego. Innegable Materia Prima del Guionista.
Durante lo que va de civilización todos asumimos sin problemas la novela histórica, los films sustentados en diálogos apócrifos de la última cena o los pensamientos de Hitler en su bunker antes de ¿Morir? Ficción es aventurar una hipótesis a partir de un punto de vista subjetivo de la realidad. Pero olvídenlo, no es real, ni lo será jamás. Posiblemente el espectador está más cerca de estos personajes en la ficción que en la propia realidad, porque en ella no tendrá jamás el factor exploratorio de la intimidad que si manifiesta la ficción.
No hay mayor riqueza que la exploración intelectual, ese tiempo que logramos conseguir y que estamos dispuestos a invertir más allá de la escritura misma. Muchas veces me tomo días enteros dando vuelta sobre la exploración antes de sentarme a escribir. ¿Somos capaces de hacerlo? ¿Cuánto ponemos de nosotros para lograrlo?
Me interrumpen otra vez, es un instante donde el mal humor comienza a apoderarse, es cuando cualquier guionista debe abandonar momentáneamente su escritura, darse una buena recompensa que puede ir desde un baño con sales aromáticas - aunque suene un lugar femenino- ver una buena película (Pulp Fiction no estaría de mas), leer un buen libro (Cualquier cosa de
George Pelecanos) o jugar con tus hijos (Todo el tiempo que sea necesario).
Evitar la PC por un rato hasta que sea inevitable sentarse de nuevo. Entonces volveremos a nuestra faena reconfortados, a reconstruir nuestro tiempo para ser seguramente interrumpidos otra vez con mayor precisión.
• NOTA: Ideas flotantes, nos referimos a aquellas ideas que están a diario y surgen de un hecho fortuito y es material de agenda para ser usado en algún momento
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El propio titulo, We Need to Talk About Kevin, es el insignia de lo que nunca ocurrió, es la clave de una postergación oscura hasta el instante inevitable, por eso su directora seguramente se inspiró en esta cita: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19) O "parirás a tus hijos con dolor" (Génesis 3:16). Después de los acontecimientos finales, seguramente Eva se preguntara si ese dolor prediseñado para el mundo femenino debiera ser tan grande. A veces los errores cometidos no pueden pagarse ni siquiera con culpa eterna.
ards abre su bio con un episodio muy propio de la cacería de brujas Stoneana allá por 1975.
El humor de Richards es implacable, Life está plagada de desorden organizado, leerla significa desplazarse por una montaña rusa de picos ascendentes a veces imposibles de evitar entre la sensación brutal de tragedia inminente y piedad.
Es un gran purista del blues y su defensa le costó mas de un encontronazo cuando su co piloto deliró con la música disco de Club54. La personalidad de Richards es una máscara anti pop que supo conseguir incluso con su propio cuerpo 
